lunes, 27 de septiembre de 2010

Winter - Into darkness (1988)


(Future Shock, 1988)

Para el no iniciado doom con todas las de la ley, para el purista death metal lento… sea como sea, WINTER con su único disco y posterior MCD ‘Eternal frost’ se han labrado un más que merecido estatus de culto en el submundo extremo. Quien conozca su propuesta fácilmente la identificará con un single de CELTIC FROST de 45rpm reproducido a 33, el que no haya dado nunca con ninguna de sus grabaciones no acabo de entender qué coño está haciendo con su vida.
Tras una enigmática y premonitoria oscura portada hallamos los tres cuartos de hora más asquerosamente cavernosos que dieron el pistoletazo de salida a la década de los 90, la que nos dio esas primeras e imprescindibles referencias de PARADISE LOST, MY DYING BRIDE, CATHEDRAL… Sin embargo WINTER desde un principio asfaltaron su propio terreno independientemente de todas ellas, al menos por lo que a concepto se refiere. Ya en su libreto proclamaban que no sentían su propuesta estrictamente ligada al thrash y el death, probablemente sintiéndose ajenos a la imaginería cada vez más infantil y poco transgresora de ambos estilos. Su temática apocalíptica, pregonando una era de caos y destrucción teñida de cierto rollo ecologista no fue, aún así, lo único que les dotó de personalidad, y es que si bien los paralelismos con la música de los más arrastradizos HELLHAMMER pudieran ser válidos, su manera de enfocar la composición de los temas acabó siendo otro mundo. Dejémonos de palabrería inútil…

… rrrrrrrrrise!!!!!! Así empieza “Servants of the warsmen”, como si de un “uh!!!!” digno del Warrior se tratara, tras una apoteósica intro conmovedoramente opresiva tal y como reza su propio título, la canción más reconocible de estos neoyorquinos (probablemente por su respectivo videoclip que apareció en no sé qué recopilatorio de Nuclear Blast o bien por la versión de unos simpáticos vagos llamados CUERNO). Una pieza sencilla de cojones, en esencia un rock ‘n roll fumado y ralentizado al máximo exponente, negro como el tizón y con un estribillo destrozacráneos como pocos: “come back dear dreams / tales untold / endless sleep / servant of the warsmen… rise!!!!!!!!!”.
Le sigue “Goden”, tema visionario como pocos, 8 minutazos de la semilla que acabaría germinando en funeral doom tarde o temprano. Y es que cada vez que John Alman repite el título del tema envuelto en un pesado y claustrofóbico manto de repulsiva oscuridad es difícil contener la vejiga. Y por si fuera poco, los muy hijos de puta van y te encadenan a la vorágine de autodestrucción que es “Power and might”, algo mucho más ritualístico, informe y “drónico” que cualquier corte de SUNN O))) que pueda venirte a la cabeza, a la vez empalmando de manera catártica con la canción que más violento me pone del disco (y por ende mi favorita), “Destiny”, con ese d-beat reminiscente a unos mismos HELLHAMMER enfarlopados y muy muy cabreados, destacando sobretodo esa sección lenta introducida por acoples, marca de la casa, la voz de John más monstruosa que nunca, que acabará mutando nuevamente en la parte rápida de rigor y un solo enloquecido. En definitiva, un tema tan bueno que me veo en obligación moral de continuar la reseña a partir de un punto y aparte.

“Eternal frost” empieza con un riff puramente doom, esta vez sí, entendiendo como tal la adoración obsesiva hacia lo más monolítico que pueda haber salido de las mutiladas yemas de Iommi. De nuevo hallamos una pista totalmente llena de matices y medios tiempos que no sé si pasarán a la posteridad pero por lo que a mí respecta ya hace tiempo que me arruinaron parcialmente la vida. Finalmente “Into darkness” da fin al disco de manera caótica y pesadillesca, como no podría ser de otro modo, con uno de los riffs más sencillos y a la vez efectivos de la banda a partir del minuto 0:52 (sí, he mirado el minuto exacto para redactar la reseña). La sucesión de wah’s, ruidera y angustia sonora en general funciona a modo de corona de espinas para esta maravillosa obra maestra de la inmundicia.

Recapitulando: WINTER, formados en NY, año 1988, con una más que recomendable demo (así es, dicha afirmación no se trata de autoparodia por parte del autor), un MCD tremendo que recopila dicha cinta + un temazo del calibre de “Blackwhole” y un experimento ambiental llamado “Manifestations I” y esta pieza imprescindible en toda discografía que se precie, grupo misterioso donde los haya cuyos miembros parecen haber desaparecido por completo, grupo que ni siquiera sus discípulos COFFINS han llegado a igualar pese a recoger magistralmente su fórmula, una de las bandas con las que servidor más se ha identificado a lo largo de su vida. Porque para muchos perdedores el caos sigue siendo nuestro destino, nuestro poder y conocimiento. Y tal y como, de manera harto original, se cerraba “Servant of the warsmen”: “riseeeeeeeeaurghhhhhhhh!!!!!!!”.

Ricard

martes, 21 de septiembre de 2010

Black Sabbath - Born Again (1983)


Mucho se ha hablado sobre este disco. Durante una época considerado de lo peor de la discografía de Black Sabbath, parece ser que en los últimos tiempos esta empezando a recibir cierto reconocimiento pero en mi opinión no el suficiente. Para entender el por qué de la polémica de este disco en primer lugar hay que situarnos en el complicadisimo momento que vivia el grupo de Iommi en el año 1982 que es cuando empezó a gestarse esta obra. El grupo se encontraba en ese momento sin cantante y sin batería tras la expulsión de Dio, que se llevó consigo a Vinnie Appice, tras la polémica con las mezclas del "Live Evil". Para mas inri, Ozzy editaba en ese mismo año su primer directo en solitario "Speak of The Devil" con el cual, de la mano de su reciente esposa Sharon, habiía conseguido un número de ventas bastante superior al de su ex-grupo con su directo.

Todo parecía indicar el fin de Black Sabbath, se antojaba imposible resurgir de sus cenizas una segunda vez. Pero el grupo realizó un último intentó y para ello repescó al manager su época dorada que a la vez era el padre de Sharon Osbourne con la cual la relación se había vuelto horrorosa después de quitarle al madman de su cartera y montar ella su propia agencia.

La labor de encontrar un cantante que sustituyera a Dio parecía de lo mas complicada. Se propusó entre otros a David Coverdale pero la cosa no llegó a cuajar. La teoria de la entrada de Gillan en Black Sabbath nunca ha sido del todo clara aunque no sería extraño que fuera una unión de marketing de dos figuras que se encotraban en horas bajas, Gillan a pesar de sacar discos brillantes no coseguía despegar del todo con su grupo en solitario. La unión de dos clásicos como un Purple y Black Sabbath debería funcionar bien por lo menos a nivel de ventas. Y si a eso le unimos la vuelta del batería original completando así practicamente la formación original que grabó los mejores discos de la epoca todo tenía una pinta excelente. Nadie se esperaba lo que iba a ocurrir.


Entremos ya a comentar el polémico disco empezando por la mítica portada que representa perfectamente la música del disco. La esperpéntica portada, fruto de una intentona del ilustrador para que fuera rechazada y poder trabajar con Ozzy, fue sorprendentemente aceptada por el grupo. Ese niño endemoniado en color rojo sobre un fondo azul, tan simple y sórdida como decadente representaba a la perfección lo que nos ibamos a encontrar dentro.

Lo primero que llama la atención del disco es su sonido. Basándose en una producción típicamente ochentera, sonido de batería sobre todo, el disco suena saturado de graves hasta límites poco insospechados en un disco de esa época y dicho sonido ha sido el gran culpable de la maldición de este disco que venía detras de producciones tan limpias como las del "Mob Rules" o "Heaven Hell", se echa la culpa de esta muralla sónica a una infiltración de Butler en el último momento de las mezclas del disco. El caso es que dicho sonido es para mi el gran encanto de la obra. El disco es posiblemente lo mas oscuro, histriónico y disonante que ha grabado Iommi, y esto hablando de este hombre puede ser una bomba. Si a ese sonido le unimos que Gillan nunca ha grabado algo tan extremo llevando su voz a limites que nunca se le habian visto y con una teatralidad nunca vista en Black Sabbath desde los tiempos del madman tenemos una obra donde 4 genios llevaron sus cualidades al límite.


Pasemos a analizar las canciones que estaban compuestas por la formación que creo obras como "Volumen 4" o "Paranoid", casi nada.
Empezamos con un tema muy en la onda de apertura de los últimos discos, "Neon Knights" por ejemplo, "Thrased" es un tema rápido donde nada mas empezar sorprende la presencia de los teclados del siempre oculto Geoff Nichols. Gillan deja su seña al principio de la canción y no se detiene ni para respirar practicamente en toda la canción. El tema sería algo común si Gillan no empezará su show de alaridos psicóticos al final de la canción, algo que se repite a lo largo del disco y que debió ser un espectáculo en las sesiones de grabación. A continuación viene algo que siempre me ha descolocado, y es que colocar una especie de intro instrumental en la segunda canción desde luego que no es lo mas común. Dicha instrumental da paso a una de las locuras del disco. Solo el principio de la canción donde se escucha a un Gillan riéndose y gritando como si fuera el mismisimo Satán ya te parté en dos, la canción continua con un ritmo marcado por bajo y bateria donde poco a poco Gillan se va creciendo hasta que el tema vuelve a explotar nuevamente con un Iommi dando lecciones de como hacer riffs. El ex-purple sigue gritando y susurrando hasta que al final llega nuevamente al extasis junto con el resto del grupo y los que estamos disfrutando del disco. Una canción sorprendente sin duda sobre todo por el trabajo de Gillan.

La instrumental "The Dark" va dando paso al que para mi es EL TEMA del disco. El riff inicial acompañado de unos teclados que dan autentico miedo dan paso a otro machacón riff apoyado en unos golpes de teclado que dan entrada a una maravillosa linea vocal de Gillan que vuelve a parecer que no necesita respirar para cantar. El estribillo es simple y pegadizo y la canción continua por pasajes oscuros y machacones con un magnifico trabajo de Bill Ward a las baquetas. Se empieza a notar la mano de Gillan en las voces donde se aprecian similitudes sobre todo con el trabajo de su banda "Gillan". Los dos riffs que componen la canción son tan enormes que Iommi podría repetirlos hasta el infinito, de hecho en ningún momento se hacen pesados. El solo es de lo mejorcito del hombre de negro. No es un solo rapido pero destila una clase y una melodía que para si quisieran la mitad de corre-mastiles del mundo. A destacar de nuevo el trabajo de Bill Ward, que le da un toque muy especial a la canción con esas partes que parecen marchas militares. Solo por esta canción el disco ya vale la pena.


La siguiente canción vuelve a las senda de los últimos trabajos con Dio. Un riff de heavy rock con un solo de guitarra rapido por encima. Claro esta que se nota el sonido de Iommi lo que hace que un tema que pudiera parecer de lo mas normal gane muchisimos enteros y si a esto le sumamos otra maravillosa interpretación de Gillan y ese sonido que hacia que los riffs de Iommi ,sonaran como un tanque pasando por tu calle el tema se convierte en otra joya.

Ahora vamos con lo que fue el inicio de las baladas 80´s en Black Sabbath. Si bien la banda ya tenia temas como "Changes" que se alejaban totalmente del sonido del grupo con "Born Again" se meten en los terrenos de la tipica balada comercial que todo grupo de metal tenia que tener en esa época. Pero aqui radican dos diferencias. La primera es que aqui el cantante es una de las mejores voces de rock de todos los tiempos y la segunda es que todo en este disco era especial y no podía ser menos en esta balada donde la guitarra de Iommi, entra en el estribillo destruyendo todo lo que se pone a su paso mientras Gillan, vuelve a subir con su voz hasta limites que pareciera que se juega la vida en ello.

"Hot Line" es otro tema con inicio heavy rockero pero donde se nota muchísimo la influencia del cantante, el tema podia ser un tema de su último proyecto en solitario de no ser por la pesadez que siempre le dan a cualquier tema Iommi, Butler y Ward, que dejan su impronta en cualquier canción que pase por sus manos. A destacar la contundencia de la base ritmica en la canción que consiguen que Gillan, pueda jugar con diferentes tonos y subidas a su gusto sin que la canción se desmonte en ningún momento. De nuevo gran solo de Iommi, esta vez demostrando que puede adaptarse a cualquier tipo de canción. Aqui ofrece un solo mas rapido de lo normal en su repertorio pero perfecto para la canción acompañado con un notable Bill Ward. El final de la canción es una locura de gritos inhumanos de Gillan.

La última canción con una cadencia blues baja un poco el listón. Destaca un gran estribillo y una maravilloso trabajo de Ward y Butler en la sección rítmica que cierran esta grandiosa y particular obra.

Por último destacar la desastrosa gira que tuvó el disco que fue otra de las razones del odio de mucha gente hacia esta obra. La creación de una replica del Stonehenge que no cabía en los escenarios, objeto de mofa en la película Spinal Tap, o los fatídicos conciertos en España donde en la entrada aparecia la portada del "Live Evil" y la gente esperaba a Dio, son ejemplo de un proyecto destinado a no llegar a buen puerto. Aun así musicalmente existen multiples bootlegs, a destacar el Live at Worcester, donde se puede ver a Gillan cantando temas de este Born Again y reinterpretando de una sorprendente y magistral manera los clásicos de Dio y Ozzy. No solo no se empeñó en no copiarlos sino que los adaptó de tal forma que en algunos momentos parecen temas diferente, a destacar su versión del clásico "Heaven Hell". Todo terminó con la reunión de Deep Purple y la marcha de Gillan lo que supuso una nueva vuelta de tuerca en la historia de las huestes de Iommi.

A pesar de la mala aceptación que siempre ha tenido, el disco tuvo en su momento unas notables ventas entrando en la posición mas alta las listas de su país desde el "Sabbath Bloody Sabbath" y entrando en el Top 40 de las listas americanas.

Parece ser que el disco sera reeditado en breve con una nueva mezcla. También ronda por la red un bootleg titulado "Born Again Unmixed Demos" que consta del disco antes de meter la mano el bueno de Butler ademas de un tema inédito. La opinión mayoritaria es que suena mejor, la mía es que pierde parte de la magía que le da ese particular sonido.

sargent-d
Alineación a la izquierda

lunes, 13 de septiembre de 2010

A Doom Metal Manifesto

Un manifiesto del doom metal tal y como fue formulado por el honorable Earl of Void en la Santa Parroquia del Doom de Reverend Bizarre cuando el largo invierno del 2002 estaba llegando a su fin.

LET THERE BE DOOM

El trasfondo (o la fuerza motora) tras la lentitud y la pesadez de la música doom metal ha sido tradicionalmente la dolorosa carga de la raza humana; darnos cuenta no sólo de la inminencia de nuestra maldición - que es tanto la muerte física como la moral y finalmente la destrucción de esta tierra - si no también el rol que tomamos (y seguimos tomando) en esto. Es un mundo oscuro, tal y como los legendarios Saint Vitus dijeron, y tratar con esta oscuridad y reflejarla fue una tarea que las bandas de doom metal tomaron para sí mismas.

Las raices de la música doom actual pueden ser localizadas en las oscuras bandas de heavy rock/proto-metal de finales de los 60 y principios de los 70. Tanto Blue Cheer como Black Sabbath (probablemente los más importantes antepasados de lo que se convertiría en el doom metal) empezaron su cruzada alejándose claramente de los bonachones flower-power de su época. Por ejemplo, las actuaciones nihilísticamente inánimes de Blue Cheer y su (para su época) sonido extremadamente heavy fueron claramente diferentes a los mensajes de paz y amor universal por la que fue famosa la generación hippie. Pero hasta que Black Sabbath no lanzaron su álbum homónimo en 1970, la fundación del doom metal no fue establecida.


Los primeros minutos de Black Sabbath, el tema título que abre este revolucionario álbum, dejan al descubierto la esencia del doom; la guitarra aplastantemente pesada de Tony Iommi combinada con la lenta sacudida de Bill Ward y los desesperados aullidos de Ozzy Osbourne hacen la fórmula más imitada de la historia del doom metal. Pero no se trata sólo del sonido, y es que otra de las contribuciones de la condenada atmósfera de Black Sabbath fue la apropiación del simbolismo Cristiano, abarcando desde las señales generales de la muerte hasta las proféticas historias de engaño del Antiguo Testamento. Como consecuencia, la cruz cristiana se estableció como icono supremo del doom metal. También debería tenerse en mente, que en el caso de Black Sabbath y sus seguidores, el simbolismo cristiano fue a menudo usado simplemente para intentar crear una atmósfera de "terror a la Hammer", un perturbador sentimiento gótico-victoriano para complementar a la música. Aun así, mientras que montones de bandas de doom metal han intentado permanecer a una distancia relativamente segura de la práctica comprometida de la religión (a veces incluso apropiándose tanto de símbolos cristianos como satánicos para su temática e imagen) ha habido bastantes grupos famosos de doom con una misión genuinamente cristiana. El uso de simbolismo cristiano puede por tanto confundir a los metalheads que no estén familiarizados con el género.

Conforme pasaron los años, el sonido y la imaginería 'sabbathica' fueron usados sin piedad a lo largo del mundo: los británicos Witchfinder General, los americanos Saint Vitus y los suecos Count Raven, por nombrar unos pocos. No obstante, fue cosa de otra banda llamada Candlemass, el hecho de que el público heavy metal en general llegase a 'tragar' esta formula.


MORE TALES OF CREATION

Alguna gente dice que no existía el doom metal antes de que Candlemass debutasen con Epicus Doomicus Metallicus (1986), un álbum a menudo considerado como acuñador del término. Pero éste disco realmente no dio un nombre al doom metal en general - sólo al doom metal épico, tal como el título sugiere. La vertiente más tradicional del doom metal había ido prosperando en el underground mucho antes de que Candlemass lo hiciesen popular; bandas como Pentagram (que empezaron ni más ni menos que en 1971), Trouble, The Obsessed, Witchfinder General y Saint Vitus (que de hecho refinaron el género enteramente a principios de los ochenta) ya tenían una fuerte base de seguidores antes de que Epicus Doomicus Metallicus tomase a la multitud metálica por asalto. Un estilo ahora conocido como doom metal fue entonces mantenido vivo por muchas bandas, independientemente de si era o no era considerado un subgénero de la música heavy metal. Además, según tengo entendido, Witchfinder General fueron descritos como doom metal ya a principios de los 80, en un ejemplar primerizo de la revista Kerrang!. Muy pronto la etiqueta fue asignada a bandas como Pentagram, Trouble y Saint Vitus también, y por tanto un género 'doom metal' reconocible vio la luz.


No obstante, tachar a Black Sabbath – a los que incluso el mismísimo Ozzy más tarde se refirió como 'doom music' – de un mero prototipo del doom es un asunto realmente controvertido. Sus viejas obras maestras tales como Hand of doom (la cual muchos consideran como origen del término doom metal), Iron Man, Children of the grave, etc. son ejemplos primerizos del doom tal y como lo vemos hoy, y sólo unos pocos de los que “llegaron después” han contribuido con algo genuinamente nuevo y original en el género. Es seguro que Black Sabbath y sus oscuros contemporaneos nunca tuvieron una orientación tan estrecha en su estilo músical como los supuestos músicos actuales de doom metal insisten que el doom debe de ser. Pero lo que estos “gloomsters” modernos parecen haber olvidado es el hecho de que la vida no es una cuesta abajo constante. No puedes reducir la complejidad de las emociones humanas a mera depresión. Y, con el tiempo, estos intentos generalmente terminan alarmantemente afectados. La sinceridad – y para qué hablar de la falta de ella – es algo que la música transmite muy bien, y precisamente es este aspecto lo que muchos consideran como una de las marcas del auténtico doom metal.

En otras palabras: una canción diferente o dos no hace a una banda menos doom. Pensando en ello, incluso Candlemass fueron en este sentido no necesariamente más doomers que sus predecesores. Black Sabbath tenían sus momentos más progresivos y The Obsessed sus raíces punk-rock, y de hecho Candlemass tampoco eran todo el rato doom metal “100% puro”; ellos tenían sus momentos 'tiernos' tambén, por no hablar de las partes de 'power metal técnico' con doble bombo. Por tanto, si Black Sabbath pueden ser etiquetados como heavy metal hoy día – y estoy seguro de que nadie les sigue llamando proto-metal - ¿cuál fue el momento exacto en el que su música cambió de proto-doom a doom real?



THE FALSE PROPHETS

A raíz del merecido éxito de Candlemass, el término doom metal fue rápidamente tomado por la prensa mainstream del heavy metal. Esto llevó a bastantes malentendidos, ya que el doom de repente pasó a ser la palabra para todo lo que los oyentes considerasen demasiado lento. Desde ese momento, el doom ya no significaba necesariamente fuerza, permanecer firme bajo el peso del mundo, sino que al contrario, pasó a ser un sinónimo de aburrimiento.

Muy pronto, esta definición negativa de la música doom fue utilizada por una nueva generación de músicos de metal, quienes aparentemente, no tenían otro nombre para su estilo extremadamente lento. Por supuesto, la mayoría de estas bandas no se etiquetaban a sí mismas como doom; fue, de nuevo, la prensa. Decían Winter (una de las primeras bandas asociadas al death/doom), en los comentarios del libreto de su debut Into Darkness (1990): “Winter rechaza ser etiquetado. En la superficie sería fácil confundirnos con un grupo de death metal/thrash, pero de ningún modo estamos afiliados con ese género de música o la actitud pretenciosa que a menudo le acompaña”. Lo que está claro, es que obviamente ellos ni sospechaban que alguien les fuese a confundir con una banda de doom metal.

En el caso de muchas bandas de este nuevo género, la música parecía consistir en una especie de death metal ralentizado, pero con algunas atmósferas provenientes de los géneros góticos, así como su estética de melancolía y luto. De cualquier modo, las lineas vocales al estilo “gruñidos” fueron adoptadas directamente del death metal. Por supuesto, hubo también bandas que pronto (si no desde el principio), incorporaron a su música voces limpias femeninas y violines, así como otros instrumentos clásicos occidentales. Esto, no obstante, al mismo tiempo eliminaba a menudo una buena parte de la fiereza general, y finalmente muchas de ellas (por ejemplo Paradise Lost, Anathema, Theatre of tragedy y Katatonia) acabaron convirtiéndose en pop/rock gótico más o menos convencional.

De este modo, además de la lentitud, estas bandas no parecían realmente tener nada que ver con el doom metal; el doom tiene sus rasgos definidos profundamente metidos en la estructura de las canciones, la atmósfera general y en toda la subcultura doom rodeando a la música. El estilo de la composición es muy tradicional en el doom metal, recayendo fuertemente en la harmonía (en muchos casos, aunque no siempre, incluso en las escalas de blues), etc, mientras que las nuevas bandas (por ejemplo Winter, Thergothon, Unholy y los primeros My Dying Bride) eran mucho más experimentales o directamente aplicaron los elementos y estructuras disonantes del thrash y del death metal. Además, mientras que la lúgubre atmósfera del doom metal había sido tradicionalmente influenciada por las penurias de la vida en la clase obrera, la nueva generación encontró su inspiración principalmente en investigaciones filosóficas de alta cultura y la angustia de los genios románicos.

Incluso hoy, alguna gente piensa que la música lenta, oscura, pesada y depresiva de cualquier tipo puede ser doom. Por supuesto esto no es verdad, ya que el doom ha sido siempre más que mera música, como muchos doomsters han señalado. Para ilustrar este aspecto mejor, consideremos a Cathedral, una banda muy influyente en los primeros 90s, que algunos ubican en el doom tradicional y otros en el estilo doom/death.

La principal razón de la controversia alrededor de Cathedral es probablemente causada por el estilo vocal de Lee Dorrian. Antes de Cathedral, Dorrian estuvo al frente de una banda de grindcore conocida mundialmente llamada Napalm Death. En Cathedral, de cualquier modo, su estilo no era el de simples gruñidos death metal; de hecho, Dorrian realmente usaba mucha melodía en su manera de cantar. Auque este estilo no era ni mucho menos tan limpio como el de sus compañeros doomsters, definitivamente lo veo muy firmemente ubicado en la tradición Sabbathiana de doom metal. Es más, ni los riffs ni la batería de los primeros discos de Cathedral recuerdan a los discos mencionados antes en este capítulo. Y es que, la única cosa que enlazaba Cathedral con el nuevo estilo “death/doom” parecía ser simplemente el tempo aplastantemente lento. Por supuesto, también en los estilos vocales hay cierto parecido, especialmente si los comparamos a las bandas de doom metal que sólo usan voces limpias y agudas.


En honor de la escena “slow death/avantgarde metal”, se debe mencionar que realmente hicieron algo nuevo. Sin seguir el estilo de Black Sabbath ellos se aventuraron a tocar metal muy lento y doloroso. Sin gran conocimiento, las multitudes, ignorantes de las intenciones de los propios músicos, confundieron este nuevo estilo con otro modo lento de tocar metal: el doom. Desgraciadamente, esta confusión permanece hoy día.

FEET FIRMLY ON THE GROUND

A principios de los 90, la escena doom presenció otro desarrollo confuso; el revival del rock psicodélico trajo un nuevo estilo híbrido, que pronto, de nuevo por la prensa hambrienta de novedades, fue llamado stoner rock. El stoner rock tenía sus raíces en algunas de las mismas bandas de viejo heavy rock que el doom metal, como Blue Cheer y Black Sabbath, pero mientras la fuente de inspiración del doom era el lado más oscuro de la vida, el stoner eligió dejar todo esto de lado para concentrarse principalmente en las fantasías escapistas de la generación hippie 'colocada'.

Con respaldo de la prensa, la moda psicodélica creció más y más fuerte, y, por lo que parece, incluso tentó a algunas de las más oscuras bandas de doom metal para desviarse de su camino. Después de años de trabajo duro sin recompensa en el underground, había finalmente una posibilidad de sacar algún beneficio. Pero el cambio de visiones de la fatalidad inminente hacia visiones de conciencia cósmica fue un poco demasiado para los doomsters die-hard, quienes observaron como las bandas y los sellos de repente cambiaban de estilo como meros vendidos comerciales (después de todo, sensaciones cósmicas y viajes en alfombras voladoras no son la primera cosa que se te viene a la cabeza cuando piensas lo que realmente significa la palabra 'doom').

En el stoner rock, la iconografía doomer de la muerte y la destrucción fue reemplazada por cosas como setas, viajes al espacio y mujeres semi-desnudas. Así mismo, mientras el punto de partida del doom tradicionalmente había sido acerca de historias del sufrimiento humano, el stoner rock se concentró más en coches rápidos, buenos viajes y vibraciones positivas en general. Hablando de la música en sí, ésta principalmente recae en el groove, aunque el tempo puede variar mucho. Mientra el stoner mainstream más popular es generalmente retro rock up-tempo con algunas partes lentas, el stoner más underground puede ser extremadamente lento. Esta lentitud, de todas maneras, parece diferir a la lentitud del doom metal en que generalmente carece de la total pesadez del doom. Además, en lugar de buscar el impacto entristecedor que la música extremadamente lenta puede tener en el oyente, la lentitud del stoner a menudo proviene del sentido alterado del tiempo de los músicos causado por la ingesta de drogas y/o intenta potenciarlo.

Otro estilo comunmente asociado tanto con el doom metal como con las drogas es el sludge, también conocido como sludgecore, sludge doom, etc. El sludge empezó como una mezcla muy cruda de doom metal y hardcore y el estilo está caracterizado por voces desgarradas, penetrantes acoples de guitarras y generalmente una producción cruda. Mientras que el stoner generalmente aborda el tema de las drogas con una actitud positiva, el sludge, en su negatividad general, se regodea en el lado oscuro de la adicción a la droga. Por esto, considerando el punto de vista negativo general del sludge, la relación con el doom metal podría ser, al menos en mi opinión, mucho más cercana que la del stoner con el doom. La principal diferencia entre estos dos estilos es que mientras el doom como género puede ser situado en el heavy metal, el sludge está más frecuentemente asociado con el hardcore punk.

THE CURSE OF DOOM

El doom metal siempre ha tendido a estar infravalorado debido a su rechazo a subirse al carro del progreso continuo occidental. Pero en este mundo de cambios constantes e incluso desarrollos espontáneos, es bueno tener algo familiar y seguro a lo que echar mano. Para muchos fans del doom, esto es exactamente acerca de lo que el doom metal ha girado siempre. Witchfinder General, Count Raven, Iron Man... Todas esas bandas fueron, en su tiempo, criticadas por ser meras copias génericas de Black Sabbath. Desafortunadamente, sus críticos no parecieron darse cueta de que era precisamente este reconocimiento a la tradición en lo que recaía la fuerza de esas bandas.

En otras palabras, si hacer “progresos”, avanzar y depender del valor de la novedad es en todo lo que consiste la música, entonces ¿por qué hay gente tocando y escuchando por ejemplo música clásica o canciones tradicionales? Muy sencillo: porque las aman. Y simplemente porque la música artística se haya transformado en ruidos muy experimentales, y el rock'n'roll en muestras elitistas de virtuosismo técnico, no significa que todo el mundo deba olvidar a Bach y a Tchaikovsky ni a los Beatles o a Budgie. Aun así, parece que ésta es la moda entre muchas escenas modernas de metal, definitivamente al menos entre los supuestos géneros doom/death y gothic doom (hoy día a veces llamados 'nu-doom'), en las que el heavy metal de los 80 es a menudo ridiculizado por su asumida desfasada sencillez y, para dejar las cosas claras, estupidez. Además, yo personalmente encuentro esto bastante contradictorio, ya que mientras alguna gente en la escena metal pide progresos constantes a las bandas y a los músicos y desprecian a aquellos que hacen el mismo tipo de disco año tras año, por otra parte en ocasiones esta misma gente son los primeros en despreciar por ejemplo el nu-metal y otras formas más o menos nuevas formas tachándolas de completamente indignas para la música. Obviamente, entonces, el asunto no es el progreso en sí mismo, si no el progreso sólo como algunas personas lo ven adecuado.

WORDS TO END ALL WORDS

Aunque muchos hoy día cuestionen la necesidad de etiquetar y categorizar el metal o los estilos músicales en general, el debate acerca de qué es y qué no es el doom metal debería continuar. Y es que, pensémoslo, ¿cómo no vamos a etiquetar y categorizar? El argumento más escuchado contra categorizar la música es el hecho de que nunca sabrás si algo te gusta o no hasta que lo hayas escuchado por ti mismo, por lo que no se necesitan etiquetas (“la música es simplemente música”). Desafortundadamente, éste es también el más débil de los argumentos posibles, ya que nadie realmente puede escucharlo todo. No es simplemente una cuestión de tiempo, si no de recursos y posibilidades en particular; todo el mundo no tiene acceso a Internet por el que escuchar muestras de bandas prometedoras, y no hay una tienda de música que pueda poner todos los discos para que el cliente lo escuche antes de comprarlos. Este problema es asombrosamente evidente cuando se trata del doom metal, un estilo underground del que puede ser muy difícil reunir información incluso si eres un metalhead urbanizado de clase media.


En la superficie, parece haber un consenso en la escena underground concerniente a la división entre el doom clásico, el death/doom y el stoner. Se dice “todos sabemos lo que es el doom”, y entonces cualquier disputa es innecesaria. Aun así, muchos fans del stoner encuentran la música de las llamadas bandas de funeral doom insoportablemente aburridas, justo como muchos fans del “death/doom” tienden a encontrar el stoner sorprendentemente desenfadado. Además, algunos rockeros stoners consideran incluso el doom clásico sabbathiano demasiado lento y pesado para ellos, mientras que, análogamente, los más extremos “funeral doomsters” pueden confundir el mismo estilo con el stoner rock. Por tanto, no todo es “simplemente música”, ya que los gustos varían; gente que quiere algo sencillo, fumar un poco de hierba y relajarse a la luz del sol no necesariamente desea ser molestado por los aspectos negativos del doom, y aquellos de luto no necesariamente aprecian la dicha artificial descrita en el descuidado stoner rock. Y además, por supuesto, están aquellos que quieren su trozo de doom “de la manera en la que fue ideado” (como heavy metal realista).

Por esto es por lo que nosotros (y me atrevo a decir todos nosotros), seguimos categorizando la música; para estar seguros de que estamos hablando de la misma cosa y obtengamos lo que esperamos. Es algo práctico, nada más. Cuando la prensa confunde por ejemplo stoner rock con doom metal, esto perjudica a ambos géneros. Primero, la gente a la que no le gusta lo que ha oido (por ejemplo en un programa de radio), asocia este digusto con el término incorrecto, por lo que tal vez se estén perdiendo una cultura musical entera que tal vez de otra manera le hubiese gustado. Segundo, la gente a la que le gusta lo que oye puede acabar gastando un montón de dinero en discos incorrectos después de haber leído reseñas desconcertadoras escritas por periodistas que asocian los géneros con bandas incorrectas.

En muchos ámbitos, la situación se ha vuelto tan mala que, finalmente, sólo puedes confiar en las bandas buscando en sus entrevistas y sus páginas webs, intentando saber exactamente cuál es su estilo. Aun así, puede ser difícil discernir en qué sentido se usan adjetivos como 'oscuro', 'lento' o 'doomed'. Y si no tienes contacto con el metal underground, para qué hablar de conocimiento de su existencia en general... Bueno, todo lo que puedes hacer es esperar encontrar una copia del Forest of Equilibrium en tu tienda de discos local o distro y que te muestre el camino. Sin la lista de agradecimientos del clásico debut de Cathedral de 1991, la Santa Parroquia del doom de Rev. Bizarre, seguramente no hubiese existido.

En realidad, tu sabes donde está el poder: en la música. La melodía puede mover montañas. - Scott “Wino” Weinrich.

Traducción a cargo de Deth